“Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También este estaba con Jesús el nazareno. Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.”- Mateo 26:69-73 (RVR 1960)
Hace un par de décadas atrás un conocido atleta fue acusado por una joven de ser el padre biológico de su hijo que estaba por nacer. Él desmintió las alegaciones y negó ser el padre del niño. Pero cuando el niño nació fue evidente a todos que éste estaba relacionado de alguna manera al conocido atleta porque su parecido físico era evidente. Efectivamente, luego de realizarse las pruebas de paternidad (ADN), el atleta confirmó que era el padre biológico del niño. Al igual que Pedro, aunque intentó negarlo, el parecido era demasiado obvio.
Nuestra meta al decidir seguir a Cristo debería ser que el “ADN” del Padre se vea reflejado en nosotros. Hablar como él, pensar como él, actuar como él. Para lograrlo tenemos que dejar que Cristo sea el “influencer #1” en nuestras vidas. Tenemos que volvernos adictos a su “Profile” (Su Palabra) y anhelar con ansias conocer cada día más lo que Él haría, cómo Él lo diría, cómo Él pensaría. Mientras más lo conocemos, más podremos parecernos a Él. Pedro compartió tanto con el Maestro, que era imposible negar su parecido a Jesús. Aún cuando él mismo quiso negarlo, el mundo podía ver a Cristo reflejado en Pedro: en su rostro, en sus acciones y hasta en su forma de hablar. Nuestra meta nunca debe ser esconder o negar nuestro parecido a Cristo, sino lograr que el mundo entero pueda ver que somos de los de Él, porque “aún nuestra manera de hablar nos descubre”.
A veces hablamos con alguien y podemos sentir en su forma de hablar que hay algo diferente en ellos. Más tarde nos enteramos de que son seguidores de Cristo. Como dijo Pablo a los cristianos colosenses: “Que su conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepan cómo deben responder a cada persona.” (Colosenses 4:6 NBLA) Si tú manera de hablar no descubre que eres de los de Él, te invito a que reflexiones e identifiques qué es lo que estás diciendo que no te permite parecerte a Él, y lo intercambies por palabras “sazonadas con la sal de Cristo”. Verás qué honor sentirás cuando alguien te diga: “Tú también eres uno de ellos, porque aún tu manera de hablar te descubre”.
Verdad de la Semana:
“Que tú manera de hablar te descubra.”
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