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“Prepárate”
"Pero levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer." - Hechos 9:6
Algunas veces no hace falta orar porque sabemos lo que debemos hacer. Otras veces debemos buscar dirección. Sin embargo, de nada nos sirve buscar dirección si no estamos dispuestos a ejecutar lo que se nos ordene. Algunas veces nos encontramos en una encrucijada en nuestra vida y debemos orar para pedir dirección. Pero si no estamos dispuestos a confiar, y a caminar una vez Dios responda, la oración no nos llevará muy lejos. Cuando Abram recibió instrucciones de salir de su tierra, él no se detuvo a preguntar hacia donde irían. Él comenzó a empacar. Cuando Moisés recibió la orden de liberar al pueblo, él tuvo que ponerse camino a Egipto antes de recibir instrucciones más específicas. Cuando Saulo se encontró con el Señor, no recibió otra instrucción mas que entrar a la ciudad y esperar.
Por lo general, cuando pedimos instrucciones, Dios nos dice cuál es el primer paso a seguir. Pero casi nunca nos dice cuál es el segundo paso si aun no hemos completado el primero. Cuando creemos que el primer paso es todo lo que necesitamos saber, eso es fe. Y cuando lo ejecutamos, es obediencia. Dios no puede usarnos para Su obra si no demostramos ambas cosas. Por lo que cada instrucción que nos revela es una pequeña prueba de fe y obediencia. Quien puede obedecer lo poco, puede recibir más instrucciones. (Lucas 16:10)
A veces malinterpretamos el mandato de orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17) y creemos que debemos orar hasta que Dios resuelva todo. O creemos que debemos orar hasta que Dios nos dé un plan detallado de cómo debemos proceder hasta el final. Rara vez pasa alguna de las dos cosas. Somos colaboradores con Dios, y Él espera usarnos para hacer Su obra en la tierra. Pero para eso necesita personas que estén dispuestas a orar y ejecutar. Una vez recibimos instrucciones, debemos comenzar a caminar con la fe de que Dios nos dirigirá en cada paso del camino. Sólo debemos dar el primer paso.
Estudio:
Durante esta semana lea el blog "Caminante, no hay camino; se hace camino al andar." Estudie con cuidado los versículos bíblicos que allí se mencionan. Luego reflexione:
¿Estoy aplicando a mi vida los principios bíblicos que aquí se explican?
¿Cuándo fue la última vez que hice algo nuevo porque Dios me guió?
¿Acaso Dios me ha dado alguna instrucción que aún no he cumplido?
¿Qué evita que sea más constante en mi obediencia?
Verdad de la Semana:
"Ora, confía, y acciona."