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Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan; – Deuteronomio 30:19 (RVC)
Todos los días tomamos decisiones. Algunas parecen pequeñas (qué comer, o qué vestir), pero otras tienen un profundo impacto en nuestra vida. Una de las decisiones más importantes que enfrentamos a diario es: ¿viviremos por fe o por temor? En Deuteronomio, Dios le dice al pueblo que escoja la vida. Él pone ante ellos dos caminos: uno conduce a las bendiciones, y el otro a la destrucción. El temor y la fe funcionan de la misma manera. Los dos nos hablan de la certeza de esperar algo. El miedo espera, con certeza, cosas malas; y la fe espera, con total convicción, cosas buenas. El temor mata los sueños, roba la paz y nos impide caminar en el propósito de Dios. La fe, por otro lado, nos llena de esperanza, valor y confianza en el plan de Dios. Definitivamente la fe trae vida, mientras que el miedo trae muerte.
Piensa en los israelitas cuando estaban al borde de la tierra prometida. Ellos tenían que elegir, o creían en la promesa de Dios o dejaban que el miedo los detuviera. Lamentablemente, la mayoría eligió el miedo; e indudablemente la muerte. Ya que pasaron los próximos 40 años en el desierto y murieron sin ver la promesa. Se enfocaron en los gigantes de la tierra en lugar de en el poder de Dios. Debido a su miedo, perdieron la bendición de la vida que Dios planificó para ellos. El miedo se las robó. Por eso la Biblia nos advierte de que el enemigo sólo vino a robar, matar y destruir. (Juan 10:10)
¿Con qué frecuencia dejamos que el miedo nos impida vivir? Dios te está llamando a confiar en Él. Él ha puesto ante ti la vida y la muerte, el miedo y la fe. La elección es tuya. ¿Permitirás que el miedo te detenga, o avanzarás con fe creyendo que Dios es más grande que cualquier obstáculo? Después de todo, no importa la prueba que pueda presentarse en el futuro, Dios ya está allí. Y lo tiene todo solucionado. Elijamos la fe y la vida sobre el miedo. Aprendamos a confiar en Dios incluso cuando no vemos el panorama completo. Si sabemos que sus planes son buenos, sus caminos sólo nos pueden llevar a la vida.
Verdad de la Semana:
Dios nunca nos conducirá a la muerte.
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