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Alaben a Dios con un corazón agradecido

  • Foto del escritor: CDA Lares
    CDA Lares
  • hace 3 días
  • 2 Min. de lectura

Hoy comienzo este devocional de una forma diferente, con este cántico del salmo 66.

Alaben a Dios, quien no pasó por alto mi oración, ni me quitó su amor inagotable.- Salmos 66:20 (NTV)

En este Salmo 66, el salmista hace una declaración de gratitud por la respuesta de Dios, reconociendo que no ha olvidado su oración ni su misericordia. Y se compromete a cumplir sus votos y a ofrecer sacrificios de agradecimiento en la casa de Dios mostrando su gratitud personal por la salvación recibida y por la respuesta a sus oraciones. La promesa final es que Dios llevará a su pueblo a la abundancia, sugiriendo que después de las pruebas vendrán tiempos de prosperidad. Debemos ver lo que Dios ha hecho en el pasado y recordarlo. Cuando agradeces, algo cambia en tu alma. La gratitud abre los cielos y despierta la presencia del Señor en tu día. No importa lo que hayas perdido, aún hay motivos para decir gracias, Señor. 


Agradecer no es olvidar el dolor, es recordarle al corazón quien sigue siendo fiel. Si tú también eres agradecido por su amor, cántale al Señor, alábale con todo tu corazón, póstrate ante él por su misericordia y fidelidad. No hay lugar más alto que un corazón agradecido. Da gracias al Señor por lo que hizo, lo que hace y lo que hará. La gloria del Señor es grande. La gratitud no depende del resultado, depende de reconocer su mano en cada paso; que recuerdes sus promesas y tu corazón se incline ante su voluntad. No importa donde te encuentres, tú eres un adorador y las cualidades del Señor deben ser entronadas en toda la Tierra, en forma de agradecimiento y para engrandecer a Dios. Para reconocer su grandeza, para ser fortalecida nuestra fe de manera constante.


A veces nuestros problemas llegan a ser muy grandes en nuestra vida, pero más grande es el Dios de las soluciones. Entonces debemos aclamar a Dios con alegría por la Gloria de su nombre, y cantarle gloriosas alabanzas. Que podamos decir cuán asombrosas son sus obras. Cuando testificamos todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, todo aquel que escuche puede ver las grandezas de Dios. Todos tenemos testimonios para contar y agradecer al Señor de cómo ha trabajado en nuestra vida. Aunque vemos al mundo desmoronándose, podemos ver la mano de Dios obrando. Lo mejor es dejar la queja y agradecer al Señor. No temer al futuro, y siempre recordar todos los milagros y maravillas que Él hizo y que aún hace cada día en nuestras vidas. Y recordar que su misericordia es nueva cada mañana.

Verdad de la Semana:

El agradecimiento trae alegría.

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