Acordaos de la mujer de Lot
- CDA Lares
- 24 jun
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En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que esté en el campo, asimismo no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará. — Lucas 17:31-33 (RVR-95)
Cuando Jesús le habló a sus discípulos acerca de los últimos días, les dio una advertencia breve pero seria: “Acordaos de la mujer de Lot”. Eso fue todo. Sin largas explicaciones ni historia. Sólo un nombre que nos recuerda un momento de desobediencia que aún resuena hoy. La mujer de Lot fue rescatada de la destrucción. Literalmente fue sacada por ángeles de una ciudad que estaba a punto de ser destruida. Tenía todas las razones para correr hacia un lugar seguro. Y, sin embargo… miró hacia atrás. En ese momento, con una sola mirada por encima del hombro, lo perdió todo. ¿Por qué miró hacia atrás? La Biblia no lo dice. Suponemos que aún amaba la vida que había dejado atrás, o no confiaba en el lugar al cual era llevada. Tal vez tenía amigos, recuerdos o sueños en esa ciudad. Sin importar la razón, su mirada se volvió hacia atrás cuando Dios la llamó. Y de eso nos advirtió Jesús.
Personalmente, nunca he podido entender a las personas que dicen: "Ay no, que Dios no venga hoy." O "Ojalá que Dios venga después de...". Suele ser durante una boda, una fiesta, un viaje, o algún otro momento donde estamos felices y cómodos. Porque nadie desea que Dios tarde cuando pasamos por una tormenta. Pero como escuché a un predicador en estos dias: "No sólo invites a Dios a tu tormenta, invitalo a tu boda." Creo que a eso se refería Jesús. En los últimos días, el enemigo no siempre intentará atacarnos con miedo; a veces nos tentará con comodidad. Intentará mantenernos atados a este mundo. Distraídos y desenfocados. Pero el rapto requiere más que creer. Requiere separación (santidad). Un corazón completamente puesto en Él, no de doble ánimo (Santiago 1:8; 4:7-8). Un espíritu dispuesto a dejarlo todo atrás cuando suene la trompeta.
Eso no significa que no amemos a nuestras familias, ni trabajemos duro, ni vivamos con alegría. Debemos ser agradecidos. Pero nuestro mayor tesoro no está aquí. (Mateo 6:19-21) Y cuando Dios dice: "Vayan", no miramos atrás. La esposa de Lot logró salir de la ciudad. Pero su corazón nunca se fue. Muchos dicen que quieren estar con Jesús, pero en el fondo, todavía se aferran a Sodoma. Aman demasiado al mundo. (1 Juan 2:15-17) No dejemos que ese sea nuestro caso. Se acerca el momento cuando todo cambiará, en un instante. Y cuando eso suceda, ¿dónde estará puesta tu mirada? No mires atrás, no anheles lo que Él te llama a dejar. No te aferres a las cosas terrenales. Y prepárate para correr. Porque cuando Él venga, no tendrás tiempo de decidir dónde está tu corazón. Ya lo sabrás.
Verdad de la Semana:
No amemos al mundo.
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