Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien, para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente.- Génesis 50:20 (RVC)
Confiar en Dios puede ser difícil, especialmente cuando la vida ha dado un giro inesperado. ¿Alguna vez te encontraste allí? Sentirse sorprendido y pensar: “Dios, ¿no me amas? Pensé que eras por mí”. La Biblia está llena de ejemplos de personas que se sintieron así. Por ejemplo en Éxodo 1, vemos como el faraón ordenó que mataran a los hijos del pueblo hebreo. ¿Cómo crees que se sintió Jocabed, la madre de Moisés? Eran israelitas, el pueblo elegido de Dios. ¿Por qué les estaba pasando esto? Sólo puedo imaginar cómo se sintieron estas madres hebreas: tanta ira y amarga incredulidad ante cómo Dios podía permitir tales cosas.
Dios le había prometido a Abraham que su descendencia sería numerosa. Pero las circunstancias hacían parecer que la promesa no se cumpliría. Sin embargo, Dios estaba obrando. De el mismo palacio que creó su dolor, vendría la salvación para el pueblo. La hija del faraón nunca podría haber sabido cuánto sus acciones cambiarían el curso de los acontecimientos en Egipto. Y mientras su padre trabajaba diligentemente para eliminar al pueblo, su hija salvaba al futuro libertador. Lo que se suponía que sería la destrucción de Israel, fue el medio exacto que Dios usó para liberarlo. Y no es el único caso que vemos en la Biblia.
Una vez el pueblo abandonó Egipto, se encontraron con Faraón y su ejército frente al Mar Rojo. El pueblo a pie y el ejército en carruajes. Pero las mismas ruedas que parecían ser su ventaja, se atascaron en el lodo del mar sepultándolos bajo las aguas. Lo que parece ser la ventaja del enemigo para destruirte será el medio que Dios usará para detenerlo. A veces la bendición por la que tanto oraste, se presenta en forma de prueba. Lo que el diablo trama para destrucción Dios lo convertirá en tu victoria. Aquello que hoy parece un knockout, mañana será el testimonio que rompa las cadenas de toda una generación. Así que no temas a la tormenta, porque servimos a un Dios que no sólo venció la tormenta, sino que la usa como ventaja a nuestro favor.
Verdad de la Semana:
Tu peor prueba será tu mayor bendición.
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