
evocaré las cosas escondidas del pasado, las cuales hemos oído y entendido, porque nos las contaron nuestros padres. No las encubriremos a sus hijos. A la generación venidera contaremos las alabanzas del SEÑOR, y de su poder y de las maravillas que hizo... Mandó a nuestros padres que lo hicieran conocer a sus hijos para que lo supiera la generación venidera y sus hijos que nacieran, para que los que surgieran lo contaran a sus hijos, para que pusieran en Dios su confianza y no se olvidaran de las obras de Dios, a fin de que guardaran sus mandamientos;- Salmos 78:2-7 (RVA-2015)
Esta porción de la Biblia nos habla del legado poderoso que debemos trasmitir a todos los que nos rodean. Un legado es el acto a través del cual una persona decide repartir una parte muy concreta de sus bienes o derechos a otra persona. En otras palabras, una herencia. Nuestro legado es el aporte espiritual que traspasamos de generación en generación. No basta ir a la iglesia, hay que contar la maravillas que el Señor ha hecho en nuestra vida. Los testimonios muestran las promesas en acción. Los padres deben contarle a sus hijos, y los abuelos a sus nietos, los momentos dificiles de la familia y la bondad de Dios en medio de ellas. Cuénteles de esos pasos por fe y cómo Dios dirigió el camino.
La bendición se encuentra en un corazón dispuesto a escuchar, a tener fe en la Palabra de Dios y a dejarlo todo por seguir el camino que marcará su familia por generaciones. Pero la nueva generación debe crecer escuchando estas historias. Viva intensionalmente trasmitiendo las promesas. Proyecte a su familia hacia el futuro. Cuénteles lo que Dios hará, los planes que Dios tiene, y que ha prometido. Ha sido llamado a determinar el destino de su familia y ser una plataforma para la nueva generación, pero la fe viene por el oír. (Romanos 10:17) Su familia necesita oir la historia de cómo el Dios de sus antepasados Vive. Su legado es transmitir la historia.
Verdad de la Semana:
La fe no surge en el vacío.
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