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  • Foto del escritorCDA Lares

Ser testigo



Cada vez que ocurre un evento accidental, violento o atmosférico, lo primero que se busca son testigos que puedan relatar lo que vivieron o vieron. De este modo, el evento se vuelve creíble para los que reciben la noticia. Así los apóstoles, después de estar presente con el Maestro, se dispersaron a esparcir toda la historia de la cual ellos fueron testigos. Gracias a ellos hoy tenemos tantos detalles del ministerio de Jesús en la tierra. Tan cierto que gracias a su testimonio cada libro  histórico relata la historia marcando el tiempo con el evento de la muerte y resurrección de Cristo con un a.C. o con un d.C. La historia se ha convertido en testigo.


Durante las fiestas del Tabernáculo, el templo de Jerusalén se iluminaba con llamas de cuatro candelabros enormes.  Las llamas de estos candelabros se podían ver desde cualquier punto de la ciudad. El pueblo era testigo de las fiestas, no se podían ignorar. Sólo imagina esos candelabros encendidos tipo antorchas para que pudieran ser vistas desde cualquier punto de la cuidad. Además de ser una costumbre, era su manera de testificar. Dios mismo usó la luz de Jesús para testificar de su poder:“Yo soy la luz del mundo.” (Juan 8:12) No hay cantidad de velas, antorchas, fogatas, lámparas o focos prendidos que representen mejor el ser testigos del amor de Dios como lo es nuestra propia vida o testimonio.


¿Podrías imaginar un pueblo unido reflejando el amor de Dios? Simplemente siendo testigos del amor de Dios. Ya no se necesita prender candelabros. Podrás imaginar nuestra cuidad de Lares PR, rodeada de candelabros que iluminen nuestra ciudad. Así nadie podría ignorar nuestro pueblito. Todos querrían venir hasta acá. Si todos nos decidimos a ser luz del amor de Dios y su compasión, nuestra ciudad sería iluminada, se iluminaría cada pueblo y nuestro país. Este mundo recibiría el testimonio que muchos necesitan ver y o escuchar. Seamos portadores del testimonio que más gozo y seguridad nos traería en la vida. Despertemos la vista de quienes no han podido presenciar la luz de salvación. Seamos candelabros encendidos a toda hora.

"Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos."- Mateo 5:14-16
 

Verdad de la Semana:

Seamos testigos de Su amor.

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