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¿Cuántos de nosotros hemos dicho: “No salgo de una cuando me cae la otra”? También decimos: “ Estoy a punto de rajarme”. ¿Te suenan familiares estas frases? ¿Verdad que las decimos justo cuando estamos pasando por alguna situación de dificultad? Muchas veces tendemos a darle mas importancia a nuestras derrotas que a nuestras victorias. La Palabra nos recuerda que somos más que vencedores por aquél que nos amó (Romanos 8:37), y aun así las situaciones que nos suceden opacan esa poderosa promesa.
El ejercicio de la fe hace que aún experimentando la prueba, tengamos la seguridad de que nos levantaremos y aún con mayor fuerza. De eso se trata. Cuando realmente somos “vencedores” es cuando, a pesar de lo que vemos o estamos viviendo, sabemos y confiamos que ya Dios peleó nuestras batallas. Que aunque llegue la aflicción, ya Dios venció al mundo (Juan 16:33) y eso nos hace levantarnos.
Hoy es momento de determinar vencer todo lo que nos intenta derribar, todo lo que nos dice que no nos levantaremos. Hoy es tiempo de agarrar las promesas de Dios y declarar que “somos mas que vencedores” y entender que la fuerza nace cuando somos capaces de levantarnos luego de una prueba o dificultad.
Verdad de la Semana:
Caerse es válido, pero levantarse nos hace “vencedores”.