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  • Foto del escritorCDA Lares

Madurez vs Estancamiento

En muchos momentos de nuestra vida pasamos por situaciones que nos desesperan. Como lo son la enfermedad, angustia, depresión o, quizás, alguna crisis económica. Nosotros queremos luchar contra todas estas situaciones y, en muchas ocasiones, nos molestamos porque la vida no es como nosotros queremos que sea. Somos egocéntricos, y si le pedimos a Dios algo que necesitamos y Él no nos contesta en nuestro tiempo, peleamos y decimos que Él no nos escucha. Igual que el berrinche de un niño ante una situación que no entiende.


En 1 de Corintios 13:11 dice: Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño. Ese versículo es muy cierto. Imagínate pasar toda tu vida sólo tomando leche sin ingerir alimentos, y vivir el resto de tu vida con tus padres. Porque, aún siendo tu adulto, te comportas como un niño. Parece gracioso, pero en realidad no lo es. Porque todo en la vida tiene su tiempo y la misma Palabra lo dice. Tu naces, creces y mueres. Cuando no conocemos a Cristo, es normal que nos desesperemos, peleemos, y nos quejemos de la vida, ya que Él no está en nuestra vida. Pero si le conoces, El vive en tu corazón y tu vida cambia.


Cuando le sirves, perteneces a un ministerio, tienes una relación personal, debes ser diferente. Debes confiar, creer en Él y esperar su voluntad. Ya no debes enfrentar la vida sólo, ni verlo todo como antes. Tu perspectiva cambia con la sabiduría del Espíritu, y nuestra actitud debería cambiar también a medida que maduramos y somos más como Él. Reflejemos que Cristo vive en nosotros, que Él nos cambió, nos restauró, y nos hizo nuevos.

Aquél que está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas.- 2 Corintios 5:17
 

Verdad de la Semana:

Caminar con Cristo madura nuestra actitud.

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