trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.- 2 Timoteo 1:5 (RVR-95)
Mucho antes de mi nacimiento se declararon palabras sobre mi vida. Palabras de bendición pronunciadas por mi madre que aún hoy, con su fallecimiento, quedan marcadas sobre mi familia y sobre mí. Hoy, por esas palabras y la misericordia de Dios, soy un hombre de Dios, pero no siempre fue así.
En mi juventud me descarrilé mucho, pero incluso cuando me alejé de las palabras de bendición declaradas sobre mí, ahora sé que el poder de esas palabras nunca se fue de mi lado. En las buenas y en las malas, los desafíos y las tentaciones de la vida trataron de mantenerme en el suelo, pero las palabras declaradas sobre mi siempre permanecieron en mi mente, alma y corazón. Hoy sé que, como dice Deut. 6:8, la Palabra de Dios y Su Presencia fue adherida como una señal en mi, y puesta como frontales entre mis ojos.
Hoy los días y tiempos se vuelven más difíciles para las familias a medida que pasan los años. Debemos tener en cuenta que es posible que no podamos controlar las acciones de aquellos a quienes amamos, ni podemos tomar decisiones por ellos, pero podemos hablarles la Palabra de Dios y declarar Su cobertura y bendiciones sobre ellos. Podríamos pensar que no nos escuchan, pero el poder de la Palabra de Dios siempre tendrá efecto.(Isaias 55:11) Hoy te animo a hablar la Palabra y declarar sobre aquellos que amas, con fe. Sabiendo que Dios actuará sobre esas palabras. Ama a tu familia con acciones y palabras que declaren Su amor y victoria.
Verdad de la Semana:
La bendición de Dios es generacional.
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