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  • Foto del escritorCDA Lares

Jaque Mate


Ha anulado el acta de los decretos que había contra nosotros y que nos era adversa; la quitó de en medio y la clavó en la cruz.Desarmó además a los poderes y las potestades, y los exhibió públicamente al triunfar sobre ellos en la cruz.- Colosenses 2;14-15 (RVC)

Recuerdo que hace varios años, cuando comencé la universidad, reflexionaba acerca de la crucifixión y el por qué las personas dicen que no celebran, pero conmemoran, el Viernes Santo. Recordaba como muchas personas decían que, si hubieran estado allí, no hubieran permitido la crucifixión. Lo irónico de esto es saber que, si Jesús no hubiera muerto, no habría redención. Quería que otros entendieran que la muerte de Jesús simbolizaba una victoria, por lo que aunque no "celebramos" Su muerte, si celebramos Su victoria. Y pensando en todas esas cosas, en aquél entonces, escribí una canción tratando de explicar lo que veía en Su muerte.


La muerte de Jesús fue muy violenta, pero pocas veces pensamos en que esa violencia ocurría en dos direcciones. El cuerpo de Jesús fue molido, latigaron su espalda, le colocaron la corona de espinas y fue una muerte terrible y dolorosa, pero había algo más ocurriendo en el plano espiritual. Con cada golpe recibido, Satanás perdía poder. Cada latigazo, ganaba nuestra paz. Mientras su sangre corría, nuestra deuda disminuía. Su sacrificio, arrebataba terreno al enemigo. Satanás probablemente sufrió un ataque de pánico ese dia, porque lo que parecía una derrota ante el mundo, amenazaba su reino. Con cada gota de sangre, Jesús rompía cadenas y golpeaba al imperio de muerte que nos tenía cautivos. Jesús literalmente sangraba victoria. El reino de las tinieblas ese dia sufrió violencia, y enfrentó una inminente derrota cuando Jesús declaró: "Consumado es". Y este era sólo el comienzo de un fin de semana aterrador para el enemigo.


La muerte de Jesús fue violenta, pero Él no era el único experimentando esa violencia. En el plano espiritual se estaba librando una batalla encarnizada. Una donde sólo Jesús entendía cuán agresivo estaba siendo, al simplemente permanecer callado. Una batalla de voluntad y de poder en la cual Dios derrotaría al enemigo en su propio juego, venciendo a la muerte a través de Su muerte. Eso celebramos y esto anunciamos, no que Jesús murió, sino el golpe que recibió el enemigo el dia que Jesús decidió entregarse. Ese dia, el enemigo recibió un Jaque mate.

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,- Hebreos 2:14 (RVR-60)
 

Verdad de la Semana:

Su sangre fue nuestra victoria.

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