Adoración:
"La Estatura de Jesús"
Y Jesús siguió creciendo en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y con los hombres.- Lucas 2:52
En el libro de Lucas, se nos habla de los primeros años de vida de Jesús. Es el único evangelio que nos habla de la niñez de Jesús, y en dos ocasiones hace énfasis en esta verdad: Jesús crecía. Aunque a simple vista parece una sencilla afirmación del progreso de Jesús, si lo analizamos con cuidado notaremos una verdad importante. El versículo afirma que Jesús crecía en sabiduría, estatura, y gracia con Dios. Es normal que Lucas nos diga que el joven Jesús crecía y se fortalecía (fisicamente), pues hablaba de un niño. Y luego no daría más detalles hasta el momento del bautismo de Jesús (alrededor de los 30 años). Sin embargo, Lucas nos específica que en la medida en que Jesús crecía fisicamente, también lo hacía en sabiduría (mente) y gracia, o favor, ante Dios (espiritualmente).
En otras palabras, Jesús no sólo envejecía; sino que maduraba. De manera que su crecimiento físico equiparaba su madurez. Es triste, pero muchos cristianos hoy en dia miden su "crecimiento espiritual" en términos de los años que llevan en la iglesia, no en cuánto ha madurado su carácter. Pero esta Palabra es clara. Si queremos ser como Jesús, debemos madurar en la misma medida que envejecemos. Cada año que pasemos sirviendo al Señor, debe haber evidencia de un fruto de madurez. Mientras más tiempo pase, más debe parecerse nuestro carácter al de Cristo. ¿Cómo logramos esto? Dedicando más tiempo a Dios y al estudio de Su Palabra.
En Proverbios 3:1-4 vemos que el estudio de la Palabra nos dará gracia ante Dios y los hombres, tal como dice Lucas. Este era el secreto del joven Jesús, su estudio de la Palabra. Su conocimiento de la Escritura y madurez eran tales, que podía debatir con los maestros de la ley a los 12 años. Si esperamos ser cómo Jesús, debemos tomar los asuntos de nuestro Padre con la misma seriedad. Estudiando las verdades de la Biblia, y permitiendo que transformen nuestra mente y espíritu. Esto puede requerir que reorganicemos nuestras prioridades para poder agregar el estudio a nuestras cargadas agendas. Pero si esperamos madurar como cristianos, y llegar a ser como Jesús, debemos ser diligentes, y no dejar nuestro tiempo con Dios en último lugar.
¿Qué piensas?...
Nuestro crecimiento espiritual determina qué tanto nos parecemos a Jesús. Tenemos al mejor maestro, pero si no nos ocupamos de pasar tiempo estudiando su vida y palabras, pasarán los años sin que Su imagen se forme en nosotros. El Espíritu Santo utiliza la Palabra como una herramienta para moldearnos a imagen de Jesús, pero debemos tomar una parte activa en este proceso. No sólo debemos procurar tiempo para estudiar la Palabra, sino que debemos estar dispuestos a aplicarla y obedecer rápidamente Su instrucción, tal como lo dice Santiago 1:22-25.
Luego de leer la porción de Santiago, compartan:
¿Cuáles creen que son los obstáculos para estudiar y aplicar la Palabra diariamente?
¿Son estos obstáculos externos, o internos?
¿Qué podemos hacer para vencer estos obstáculos y vivir la vida que Jesús ganó para nosotros?
¿Cómo podemos ser más diligentes en nuestro compromiso de madurar y ser como Cristo?
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