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Foto del escritorCDA Lares

IGLECASA UNIDOS 22-SEPTIEMBRE-2020

Actualizado: 22 sept 2020





Dinamica: Mira el siguiente vídeo.





“Envíame a mi”

Mientras Nehemías servía al rey de Susa como copero, fue informado de la situación en la cual se encontraba su pueblo Israel. Sobre todo la ruina en la que se encontraba Jerusalén. Esto le trajo aflicción al corazón como nunca había sentido, y por lo mismo hizo duelo y ayunó; levantando una oración de intercesión para que Dios extendiera su misericordia a su pueblo y perdonara los pecados por los cuales se había apartado de Él.


Estando en ese tiempo de oración y ayuno, Nehemías rogó a Dios que le concediera gracia delante del rey y éxito al reconstruir la ciudad. Nehemías, a diferencia de la mayoría de los personajes de la biblia, no recibió una revelación de parte Dios diciéndole que él debía reconstruir los muros. No se le apareció un ángel, ni escuchó una voz del cielo, tampoco se le presentó un profeta. Lo único que él escuchó fue el deseo de su propio corazón de reconstruir su ciudad. Deseo que probablemente fue dado por Dios.


Es muy fácil ignorar las cosas que están pasando alrededor, especialmente cuando no nos afectan en lo personal. Pero como pueblo de Dios debemos ser sensibles a la necesidad de Dios de bendecir, no solamente nuestras vidas sino también a todos aquellos que se acercan a Él con necesidad. Un líder debe ser proactivo, no esperar que nadie le diga lo que debe hacer, o esperar recibir una visión de parte de Dios. Sino que está atento a lo que pasa a su alrededor, y si ve que algo debe hacerse y él puede hacerlo, se levanta y en el nombre de Jesús lo hace. Cubrir una necesidad en amor por lo general no estará en contra de la voluntad de Dios, y muchas veces es Dios quien pone estos deseos en nuestro corazón. Así que no debemos tener miedo.


Como Nehemías no rogó que alguien llegara a reconstruir la ciudad, sino que él mismo rogó a Dios ser la persona que lo hiciera, por amor a Dios primeramente y por su pueblo, y Dios estuvo de acuerdo al abrirle las puertas y darle favor con el rey. De esa misma manera debemos rogar a Dios ser esa persona que Dios pueda usar para bendecir a los que lo necesiten; con mi trabajo, mis finanzas, y mi tiempo. Despues de todo, al bendecir a otros yo tambien soy bendecido.


Verdad de la Semana:

“Pídele a Dios que te envíe a ti.”

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