“Una Actuación Superficial” Lee Mateo 4:25, Marcos 10:1, Juan 6:2 y Colosenses 3:23-24.
Escuché un predicador reciente que dijo, “Podemos estar impresionados por Jesús sin tener una intimidad con Él”. Y esto inmediatamente me recordó a las grandes multitudes que seguían a Jesús para ver o recibir sus milagros. Muchos de ellos confesaban y alababan a Dios; otros se emocionaban y otros estaban observando simplemente para luego acusar a Jesús. Él no tenía la necesidad de impresionar a nadie; ese no era su propósito. Si sanó, fue por amor, si proveyó, fue por amor y hasta su último suspiro fue simplemente por amor. Nuestro propósito tampoco es impresionar a nadie; si servimos, es por amor.
Cuando intentamos impresionar a la gente, nuestro servicio se vuelve superficial. Nuestra motivación depende de la cantidad de personas que nos ven, en vez de la mirada de Dios; o si recibimos algún reconocimiento por nuestro trabajo, en vez del reconocimiento del Padre. Comienza la monotonía y el desánimo, queremos culpar a todo nuestro alrededor en vez de darnos cuenta que el deseo de agradar a las personas siempre va a terminar decepcionándonos. Sin embargo, el enfoque en agradar a Dios siempre va a dar buenos frutos.
Hoy, con tu ministerio, tu familia o amigos, evalúa tu servicio, tus acciones y enfócate en que siempre tu motivación principal sea el Señor, agradarlo a Él, hacer todo con amor y no meramente una actuación superficial.
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