Dinámica: Dibuja en un papel una figura (puede ser una flor, cuadrado, mariposa o lo que quieras). Ahora intenta recortarla, pero sin una tijera. Puedes usar tus dedos, el borde de la mesa o lo que quieras, pero no una tijera.
¿Qué tal te salió?
Ahora piensa en esto: ¿sería más facil con una tijera? ¿Qué hace que la tijera sea la herramienta perfecta para este trabajo? ¿Cómo sabe dónde cortar? ¿Se cansaría la tijera si tuviera que recortar 100 figuras? ¿Podría hacerlo sola, sin que nadie la maneje? ¿Te identificas con ella?
Discutan sus respuestas.
"Herramientas"
La descripción que hace Pablo de su sufrimiento es notable por dos cosas. Primero, había enfrentado un tormento considerable por su fe. Segundo, se negó a quejarse o a buscar compasión si todo eso era el precio por servir con pasión a Cristo. Servimos de acuerdo con la voluntad de Dios, no la nuestra. Esto no es fácil, y costará un precio, pero Dios siempre nos guiará. En el camino de Damasco, Jesús le dijo a Pablo: “Se te dirá lo que debes hacer.” (Hechos 9:5-6). Al momento de servir, debemos buscar la dirección y el tiempo del Señor. Dedicarse a hacer lo que Él pide requiere valentía; cualquier cosa menos, equivale a limitar nuestra obediencia.
Sin embargo, no estamos solos en esta tarea, sino que servimos conforme a nuestros dones. La tarea que Dios encomienda a cada uno puede no ser fácil, pero Él nos ha dado las herramientas necesarias para completarla. Un don espiritual es el regalo especial que Dios nos da para servirle. Las habilidades pueden ser útiles en su obra, pero sus dones nos equipan para el éxito. No fue su habilidad innata lo que hizo de Pablo un predicador efectivo. De hecho, habló de la inutilidad de sus habilidades y de su formación, en comparación con el conocimiento de Cristo y de su servicio a Él. (Filipenses 3:4-9). Aunque tenía todo lo que necesitaba, el éxito de Pablo en su misión se debía a que había un Dios verdadero que lo respaldaba en la obra. Pablo nunca olvidó esta verdad.
Todo lo que podamos necesitar para completar la obra viene de Dios. (Juan 15:4-5) Debemos servir enfocándonos en Dios, no en el trabajo. Pablo se destacaba por mantenerse centrado en Cristo, pero aquí es donde muchas personas fallan. Somos atrapados por las responsabilidades o los elogios que pueden hacernos perder de vista el verdadero objetivo: alcanzar a los desvalidos y a los que necesitan a Cristo. Hacer el “trabajo de iglesia” puede agradar al ego, pero agota al cuerpo. Si nos mantenemos enfocados y servimos con nuestros dones, el servicio será satisfactorio, aunque sea difícil o doloroso.
Verdad de la Semana:
“Servimos conforme a nuestros dones.”
Comments