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Dinámica: Toma un papel y estrújalo, luego rómpelo en varios pedazos.
Ahora intenta acomodar los pedazos como estaban y piensa: ¿cómo podría este papel volver a ser lo que fue?
"Restauración"
Nacemos con el corazón de un niño, pero el mundo se encarga de contaminarlo. Dios puede restaurar cualquier cosa que te hayan arrebatado, destruido o contaminado. Quizás Él no te conceda lo que tú quieres, pero sí lo que necesitas.
Después de despilfarrar toda la herencia que le había dado su padre, el hijo prodigo volvió a casa arruinado, avergonzado y arrepentido. Lo único que quería era poder comer y trabajar con los criados. Pero en el momento en que le dijo a su padre “perdóname”, éste pidió que lo vistieran con la mejor ropa, que mataran la vaca más gorda y que le pusieran un anillo en su dedo, símbolo de que era restaurado como hijo y miembro de la familia. (Lucas 15:11-32)
El hijo prodigo pudo decidir no volver a casa y buscar una manera de vivir, pero su corazón iba a permanecer contaminado y nunca iba a experimentar restauración en su vida. Así mismo somos nosotros en muchos momentos de nuestra vida. Nuestro corazón llega a estar roto o contaminado y creemos que no tiene remedio, así que no hacemos nada para sanarlo. Sin embargo, Dios dice: “Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitare de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne." (Ezequiel 36:26)
Dios limpió el corazón del hijo prodigo y este volvió a su casa y fue perdonado por su padre. Y así mismo Él puede hacerlo con nosotros. Dios puede restaurar tu corazón si se lo permites. Si pedimos restauración, Dios se encarga de limpiar nuestro corazón y volverlo a su estado original. Entonces Dios puede habitar en él sin problemas, y podemos vivir la vida que Dios siempre planeó para nosotros.
"El sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas."- Salmos 147:3
Verdad de la Semana:
“Dios puede restaurar tu corazón si se lo pides.”