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1. Juan 4 – Jesús habla con una mujer samaritana
2. Mateo 8:1-4 – Jesús toca y sana a un leproso
3. Juan 8:1-11 – Jesús salva la vida de una adúltera
¿Qué tienen en común estas historias Bíblicas? Jesús hizo cosas fuera de lo normal, cosas inaceptables en su cultura y cosas en contra de lo que creían los religiosos y legalistas. Sin embargo, todo lo que hizo fue basado en amor… amor primeramente hacia su Padre Celestial y entonces hacia su prójimo, sin importar su estatus ni situación ni el qué dirán.
Cada una de las personas mencionadas en esos pasajes era rechazada, aislada, juzgada y hasta odiada. Se supone que los judíos no hablaran con los samaritanos, y menos un hombre judío con una mujer samaritana. Pero por amor, Jesús le ofreció lo que nadie más le había ofrecido…agua viva. Y se supone que nadie tocara a alguien con lepra. Sin embargo, Jesús extendió su mano, lo tocó y lo sanó…por amor. Y todos los hombres alrededor de aquella adúltera ya tenían sus piedras listas para apedrearla por su pecado. Pero Jesús no la condenó sino le extendió amor y misericordia junto a una nueva oportunidad de hacer las cosas bien.
Hay tantas personas perdidas allá afuera, personas juzgadas, rechazadas y señaladas que anhelan algo que les llene, que les de paz y alegría, que les acepten tal y como son. Y nosotros tenemos la solución y se llama Jesucristo. Vamos a ser las manos y los pies del Maestro, extendiendo la mano y reflejando Su amor a aquellos que tanto lo necesitan, en vez de hacer lo que hacen los demás.
¡Vamos a revolucionar al mundo entero como lo hizo Cristo!