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“Apacienta mis ovejas”
Sólo hay una forma de tratar de ser recíproco con Jesús; una sola cosa nos pide: “apacienta a mis ovejas”. Si me amas has de hacer lo que yo te pido, lo que yo deseo, lo que te ordeno. El Señor no quiere muchas palabras, el quiere hechos. Nos reclama una actitud amorosa hacia los demás, hacia el pueblo suyo, hacia la iglesia.
Jesús le pregunto a Pedro no una, ni dos, sino tres veces si él lo amaba; y Pedro a todas respondió que sí. Entonces Dios lo mandó a darles de comer a sus ovejas, a apacentarlas. El Señor sabe de nuestras constantes fallas, de nuestra poca perseverancia en muchas ocasiones, de nuestras debilidades tan bien encarnadas por Pedro, quien lo llegó a negar tres veces. Por eso Jesús le pregunta tres veces lo mismo, sabiendo que habremos de equivocarnos, que habremos de asustarnos algunas veces y que le fallaremos.
¿Pero sabes qué? Hay muchas formas de demostrarle a Dios que lo amamos. Y una de ellas es obedeciendo, apacentando sus ovejas. Cuidar a los más pequeños de Dios es demostrar nuestro amor por Él. Cada vez que Jesús le preguntaba a Pedro si lo amaba y Pedro le decía que sí, Jesús lo mandaba a apacentar sus ovejas como una forma de demostrarle que lo amaba. Jesus ya había visto que la mies era mucha, la necesidad era grande, pero Él estaba a punto de partir. Ya no podría suplir sus necesidades, por lo que antes de irse le da una encomienda a Pedro: "Si me amas, cuida de mis más pequeños en mi ausencia. Guárdalos mientras vuelvo. Sé que estarán seguros contigo, a pesar de tus errores, porque me amas y los vas a poder amar a ellos."
Esa era la petición que encerraba la extraña respuesta de Jesús a Pedro. Tenemos que demostrarle a Dios que lo amamos. No sólo decir con nuestra boca que lo amamos, sino demostrárselo haciendo lo que Él nos pide hacer, y eso incluye cuidar sus ovejas.
Verdad de la Semana:
“Demuéstrale que lo amas.”