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El crecimiento de la empresa
Después de que resucitó, Jesús permaneció con sus discípulos por 40 días. Tiempo de regocijo para ellos al tener a su maestro con ellos de nuevo. Pero Jesús debía regresar al Padre, ya había preparado a sus discípulos y procedió a dar unas últimas instrucciones: el plan y estrategia de Dios para alcanzar al mundo para Él. Dios no quería que su reino se limitara a sólo algunos discípulos, la buena noticia debía alcanzar a todos.
Jesús tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra, es a él a quien los creyentes le debemos sometimiento y obediencia, Por esto dio la orden “id y haced discípulos a todas las naciones”. O sea que tenemos que ir a buscar a los inconversos, salir de nuestra zona de confort, y llevar las buenas noticias de salvación para que el reino crezca. Hacer que las personas nazcan de nuevo por la fe en el Señor.
La tarea encomendada es de todos, el hacer discípulos es enseñar a obedecer los mandamientos de Cristo. La obediencia nos sitúa en el camino correcto y es el centro de la Gran comisión. Sin obediencia, un creyente nunca va a madurar, ni será capaz de llevar a otros a convertirse en discípulos. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). La obediencia es el sello del verdadero discípulo que ama a Jesús. Obedezcamos, el Señor nos promete permanecer con nosotros hasta el fin del mundo.
Verdad de esta Semana:
“Enseña a los demás.”