Lee Marcos 3:1-6, Juan 8:1-11 y 21:25.
Todos conocemos lo que Jesús hacía: sanaba enfermos, perdonaba los pecados, escogió a 12 hombres diferentes, etc. Pero a él le gustaba hacer las cosas interesantes, así que sanó a un hombre un sábado, frente a los fariseos, sabiendo que ellos querían destruirlo (Marcos 3:1-6); cambió la historia de una mujer adúltera (Juan 8:1-11); y esos hombres los escogió para caminar con él. Todos diferentes, sin importar sus trabajos o las opiniones de las personas hacia ellos, simplemente porque él vio más allá de todo eso. Donde Jesús pisaba ocurría algo, la gente se enteraba cuando él llegaba porque revolucionaba el ambiente, revolucionaba las situaciones que parecían imposibles. Y estos son solo unos cuantos ejemplos. Juan escribió que si se plasmaban todas las cosas que Jesús había hecho ni aun en el mundo cabrían los libros (Juan 21:25).
Fue tanta su rebeldía, que ni la muerte lo detuvo. No se asuste cuando digo que fue rebelde. No es de mala manera. A veces es necesario ser rebelde y Jesús es vivo ejemplo de esto, y debe ser una inspiración para nosotros. Es necesario ser rebeldes contra nuestras situaciones, contra las opiniones de los demás, es necesario ser rebeldes contra lo que nos aleja de Dios y de su voluntad. Jesús sabía exactamente cuando tenía que actuar rebelde, siempre encargándose de cumplir con la voluntad de Dios. Ninguna de sus acciones se alejó de esto. Al contrario, hasta su último momento, la voluntad de Dios era lo que Él pedía. Ahora les pregunto, ¿será este un tiempo para una revolución? Nosotros tenemos el poder, la autoridad y el mejor ejemplo a seguir para amar en momentos tan duros, a enseñar acerca de la Palabra. Somos un pueblo que tiene permiso para ser rebeldes, no de una forma negativa, pero para el reino de Dios, evangelizando, amando, cuidando, creyendo aun cuando todo parece perdido. Esa es la revolución de Jesús, una actitud alineada a Jehová no al gobierno ni a la sociedad. Así que vuelvo y pregunto, ¿será un tiempo para una revolución? O mejor aún, ¿tú = revolución?
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