“Identifica.”
Lee Romanos 3:14 y Deuteronomio 29:18.
Amargura (nombre femenino): Sentimiento duradero de frustración, resentimiento o tristeza, especialmente por haber sufrido una desilusión o una injusticia.
Es sabio preguntarnos a menudo, "¿Estoy amargado?" Dado que la amargura es un pecado durmiente, la respuesta no siempre es obvia. Aquí hay 4 preguntas para ayudarte a detectar una raíz de amargura:
1. ¿Estoy constantemente repitiendo lo que ocurrió con alguien? La amargura florece en el suelo de la justificación. Cuando nos fijamos en las interacciones con una persona específica, buscamos una justificación para la ira o la frustración que sentimos. Si nos encontramos reviviendo lo que pasó, lo deberíamos ver como una señal de alerta de que algo está mal en nuestro propio corazón.
2. ¿Está mi boca fuera de control? (Romanos 3:14) Hay una conexión entre la basura que sale de nuestra boca y la amargura que tiende a echar raíces en nuestros corazones. ¿Te encuentras perdiendo la calma a menudo? ¿Eres crítico, rápido, grosero?
3. ¿Estoy enfermo/enferma? El psicólogo Dr. Carsten Wrosch ha estudiado la amargura durante quince años. Él dice, “Cuando se aloja durante mucho tiempo, la amargura puede predecir patrones de desregulación biológica (un deterioro fisiológico que puede afectar el metabolismo, el sistema inmune o la función de los órganos) y la enfermedad física.
4. ¿Está mi tribu amargada? (Deut. 29:18)
Como todas las malas hierbas, la amargura tiene una forma de propagarse. Este pasaje describe una posible progresión. Un hombre infecta a su esposa. Ella infecta a sus hijos. La amargura se extiende, y pronto toda la tribu queda infectada.
Pídele al Señor ayudarte a identificar si estás guardando amargura en tu corazón para entonces tomar los pasos necesarios para estar libre y vivir en completa paz.
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