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“¿Con quién vas?”
Qué bonito es ver a un niño que confía tanto en sus padres que sabe que ellos no dejarán que nada malo le pase, porque sabe con quién va y quiénes lo están cuidando. Deberíamos aprender a tener esa misma confianza con nuestro Padre.
En Éxodo 3, Dios mandó a Moisés a librar al pueblo de Israel de los egipcios, pero Moisés cuestionó quién era él para semejante tarea. En nuestra vida vamos a ser llamados, y hemos sido llamados, por Dios para hacer muchas cosas y la mayoría de las veces nos cuestionamos el porqué nosotros, si nosotros no somos nadie. Así mismo se sentía Moisés. Humanamente, Moisés tenía razón al pensar que era imposible llegar a dar órdenes al faraón. Pero esta misión no era un asunto “humano” sino divino, y eso fue lo que el Señor le aclaró. Dios le dijo que fuera porque Dios mismo iba a ir con él.
En Jueces 6 tenemos una historia muy similar, Dios mandó a Gedeón a liberar a los israelitas de las manos de los madianitas. Pero Gedeón, al igual que Moisés, se cuestionó como él iba a poder hacer eso si su clan era el más débil y él era el de menor importancia en su familia. ¿Pero sabes qué? Dios le dijo que Él iba a estar con él y que iba a destruir a los madianitas.
Dos historias y momentos distintos, pero a la misma vez tan similares y con una lección importante que debemos aprender. Dios siempre nos va a pedir que hagamos cosas para su reino, y en nuestra carne lo vamos a ver difícil de lograr, sino imposible. En nuestras propias fuerzas lo sería, pero tienes que entender que Dios va a ir contigo siempre. Él no te va a mandar solo nunca. Por más grande que veamos la tarea, no se trata de quiénes somos nosotros ni como somos, sino que se trata de con quién vamos. Dios sólo necesita una herramienta que se deje usar, el trabajo lo va a hacer Él.
Verdad de la Semana:
“No es quién eres, sino con quién vas.”
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