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“Sepulcros Blanqueados”
Jesús tenía una característica bien definida: sinceridad. Él siempre se encargaba de decirles a las personas lo que necesitaban escuchar, no lo que a ellos les hubiese gustado oír. En este caso, Jesús llama a los fariseos hipócritas porque lo que a ellos les gustaba era ser reconocidos como maestros, adornar sus ropas, disfrazaban su apariencia para engañar a los demás pero estaban llenos de maldad y no agradaban a Dios. Quizás pensemos que hubiese sido horrible ser maestro de la ley en ese momento, un tanto vergonzoso, pero si Jesús estuviese en el centro de esta habitación, ¿diría lo mismo de ti? ¿Te llamaría sepulcro blanqueado?
Cada día de nuestras vidas es una nueva oportunidad para demostrar cuan sinceros o cuan hipócritas somos. Nuestro testimonio fuera de la iglesia debe concordar con el que demostramos dentro de ella. Pablo dice algo bien importante en 1 Tesalonicenses 2:4, él no intenta agradar a nadie, sino a Dios que examina nuestros corazones.
Cada día es una nueva oportunidad para no tan solo pedirle a Dios que examine nuestros corazones sino permitirle que trabaje en nuestras vidas, cambie y limpie lo necesario. Porque es eso lo que verdaderamente importa, enfocarnos en llevar una vida íntegra para Dios, en crecer y amar como Él nos ha amado, con un corazón sincero y limpio.