"Cumple los mandatos del Señor tu Dios; sigue sus sendas y obedece sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas,"- 1 Reyes 2:3
El mayor ejemplo de liderazgo es nuestro Señor Jesucristo. Su vida y su paso dejaban huellas en cada persona que conocía. A sus discípulos los escogió no porque fueran perfectos, sino porque El reconoció algo grande en sus corazones. Estas tres palabras te lo describirán mejor: humildad, entrega y pasión. Dios escoge a sus líderes, pero para ser buenos líderes, debemos seguir sus leyes y su Palabra. Debemos tener más comunión y comunicación con Dios, pues esto nos ayuda a crecer y mantenernos enfocados. Pero sin estas tres cualidades, no podremos lograrlo.
Aunque no lo creamos, somos lideres en muchos asuntos de nuestra vida: familia, ministerio, trabajo, escuela, comunidad, etc. No necesitamos un altar para ejercer nuestro liderazgo. Es un privilegio poder ser escogido, pero más aún cuando sabemos que nuestro trabajo tiene propósito. Traer almas a los pies de Jesús, orar por los enfermos, buscar al perdido, leer su Palabra. No necesitamos ir a las naciones para esto, basta que quieras ayudar a otros y vivir lo que predicas. Eso también es liderazgo aunque nadie te siga. Pero hace falta humildad, entrega y pasión para ser un líder sin cargo.
"y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos."- Mateo 20:27-28
A Moisés, el Señor le dijo que era manso (Números 12:3). Él originalmente no era un líder reconocido, pero fue obediente. Las Escrituras nos indican que nada en los primeros años de vida de Moisés hacía pensar que él sería un líder memorable. Y sus 40 años en el exilio fueron muy poco memorables como pastor de ovejas. Pero lo recordamos hoy por ser alguien que vivía sujeto a Dios. ¿Qué te quiero decir? Que para ser líder no tienes que ser dotado por naturaleza de un gran carisma, o tener muchos seguidores. Ni siquiera una plataforma. Simplemente necesitas un corazón dispuesto para Dios. Dios escoge sus lideres y los capacita, no nacen perfectos y completos. Él nos prepara y nosotros debemos estar dispuestos a aprender. ¿Puedes ser uno de ellos? ¿Estás dispuesto?
Verdad de la Semana:
Dios ve potencial en la humildad.
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