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  • Foto del escritorCDA Lares

“Ese mismo día”


Una de las historias bíblicas que más me inspiran a pensar en el antes y el después de conocer a Cristo es la historia de Mateo y Jesús. Mateo era un judío cobrador de impuestos que gozaba de posición económica y social debido a que trabajaba para los opresores romanos. Sin embargo, era despreciado por su propio pueblo. Probablemente no era invitado a compartir con otros judíos de las tradiciones ni festividades celebradas por ellos. Aún las personas que compartían con Mateo eran despreciadas sólo por asociarse con él. Y probablemente Mateo ya se había acostumbrado a esa vida. Pero cuando la vida de Mateo chocó con la de Jesús, jamás fue igual.


La escritura relata en Mateo 9:9 lo siguiente:

“Al salir del lugar, Jesús vio a Mateo, un cobrador de impuestos que estaba sentado junto a la mesa donde se pagaban los tributos. «Sígueme», le dijo Jesús. Mateo se levantó y se fue con él.” ¡Mateo no dudó un instante en seguir a Jesús! Y su vida tuvo un cambio radical de inmediato. El próximo verso, Mateo 9:10, dice: “Ese mismo día cenó Jesús en su casa.” ¡Ese mismo día Mateo gozó de la compañía del Maestro y sus discípulos! ¡Ese mismo día Mateo recibió aceptación! ¡Ese mismo día Mateo pudo comenzar a ser testigo del cambio radical que Cristo ofrece a todo aquel que le recibe! ¡Ese mismo día su casa fue testigo de la obra de Jesús!


Que la historia de Mateo nos inspire a reconocer que cuando chocamos con Cristo nuestro después jamás será el mismo. En ese mismo instante comenzamos a ser testigos del poder transformador de Jesús en nuestras vidas, en nuestras acciones, en nuestro entorno, en nuestro hogar. Y así como Mateo, ese mismo día invitó a otros cobradores de impuestos a conocer a Jesús, podamos nosotros de igual manera, este mismo día, presentar a Jesús con nuestras vidas mismas, a los que nos rodean.

 

Verdad de la Semana:

Seamos testigos de Jesús, este mismo día.

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