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  • Foto del escritorCDA Lares

¿En piezas?... ¿O en proceso?



¿Quién no se ha sentido roto alguna vez? Todos en algún momento de nuestra vida, o en varios, hemos estado tan heridos que nos sentimos incompletos. El mundo nos golpea, nos rompe; y cuando venimos a Cristo, podemos pensar que no tenemos nada que ofrecerle. ¿Qué podría hacer Él con una vasija rota? Las vasijas rotas no se pueden usar, pues sólo derraman el contenido que llevan dentro, lo más lógico es tirar los pedazos a la basura. Es por eso que muchas personas no se atreven a acercarse a Dios, ¿para qué querría Él los pedazos de nuestra vida? Pero ocurre que la mayoría de las personas ignoran que Dios, además de rey, también es un artesano.


En Japón existe un arte que pocos practican, el arte del kintsukuroi. Es una técnica en la que los utensilios de porcelana rotos, no sólo se pueden arreglar, sino que aumentan su valor por haber estado rotos. Consiste en tomar los pedazos de porcelana y unirlos con una resina especial que luego se recubre con polvo de oro. Cuando la obra (el kintsugi) está terminada, los pedazos parecen haber sido pegados con oro líquido que se ha endurecido, y ocurren varias cosas.


En primer lugar, el valor del utensilio aumenta considerablemente a causa del oro y de la técnica artesanal utilizada. En segundo lugar, la vasija o plato se vuelve mucho más fuerte debido a que la resina utilizada es muy fuerte y le concede al objeto una gran dureza. Y, en tercer lugar, el objeto se vuelve aún más hermoso de lo que era, no por el oro que lo adorna, sino por la riqueza de su historia. En la cultura japonesa, este objeto que fue roto se vuelve valioso por la historia que cuenta. Sus heridas y defectos no se ocultan, sino que se exhiben como la característica que lo hace único y, ahora, más fuerte. Las marcas son la prueba de que esta vasija es frágil e imperfecta, pero sobrevivió al incidente y ahora es más fuerte por ello.


De la misma manera, cuando llegamos a Dios, no importa la condición en la que nos encontremos, Él siempre nos recibirá con los brazos abiertos. Pues en lugar de los pedazos que todos ven, Él es capaz de ver la obra terminada. No importa qué tan rotos estemos, él siempre será capaz de arreglarnos, uniendo los pedazos de nuestra vida con su amor. La Biblia establece en corintios:

“De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!” - 2 Corintios 5:17

No debemos tener miedo de acercarnos a Dios en nuestro estado, de todas maneras, Él pensaba arreglarnos. Dios no se sorprende por nuestra condición, pues Él sabe que no podemos llegar a Él en ningún otro estado que no sea destrozados. El libro de Juan nos relata este hecho:

“El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” - Juan 10:10

Jesús sabía, y les advirtió a sus discípulos, que en este mundo estaríamos a merced de nuestro enemigo el diablo. Y que él haría todo lo que estuviera en su poder para destruirnos, al mismo tiempo que trataría de evitar que conociéramos a Dios, él único que podía salvarnos. No podemos presentarnos ante Dios en ninguna otra manera luego de haber vivido toda nuestra vida a merced de quien nos quiere destruir; sólo rotos e incompletos, y es posible que un poco muertos. Pero si llegamos al taller del maestro, sólo debemos ponernos en sus manos, pues Él es capaz incluso de darnos vida.


No temas venir ante Dios tal como estás, eres justo el material que Él necesita para llevar a cabo su obra. Él puede limpiar tu alma, unir los pedazos con su amor, darte brillo, y convertirte en una obra maestra valiosa. Entonces ya no estarás incompleto, pues Él te completará con Su espíritu Santo. Tus heridas no te avergonzarán, sino que se convertirán en un testimonio que brille para su Gloria. En tus debilidades, Él se fortalecerá. Y tu historia será fuente de inspiración a los demás. Entonces te volverás una vasija útil, que Él pueda usar para sus propósitos, con un futuro lleno de esperanza. Pues, aunque el mundo te deseche, para Dios eres justo lo que Él andaba buscando y jamás te desechará.

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no lo echo fuera.” – Juan 6:37

“Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza.”
—Palabra del Señor. - Jeremías 29:11
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