Controla tu hablar
- CDA Lares
- 22 jul
- 2 Min. de lectura

es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido.- Santiago 3:2 (NTV)
Los hábitos tóxicos son malos hábitos del cristiano que los llevan al desastre. El espíritu de este mundo nos puede llevar fácilmente a hacer lo que hacen los amigos, en vez de ser diferentes. Algunos hábitos malos son: hablar mal, pensar mal, quejarnos, o ser indisciplinados. Dejarnos arrastrar por las pasiones, los vicios o la comida, entre otros. Un mal hábito comón es nuestra forma de hablar. Somos negativos, criticones, hablamos mal acerca de otros, nos quejamos, hay que frenar la lengua. No se puede dejar que todo lo que pensamos salga por la boca. Si logramos frenar la lengua, logramos frenar todo el cuerpo. Debemos pensar antes de hablar. Dejar el negativismo y reemplazarlo por una forma de hablar positiva y llena de fe. Nuestra conversación tiene que ser amena y de buen gusto. (Colosenses 4:6) Debemos asegurarnos que cuando hablemos sea de algo productivo, que traiga vida, que edifique y no que destruya. Si lo analizamos, la razón cuando hablamos mal es porque pensamos mal.
En Mateo 12:34 dice:"De la abundancia del corazón habla la boca”; las palabras que decimos revelan lo que hay en nuestro interior. Así que si una persona habla mal, es porque hay maldad en su corazón. Si habla bien, es porque ha habido un cambio en su corazón. Las palabras que una persona pronuncia revelan sus verdaderos sentimientos, pensamientos y carácter. Lo que una persona dice, tanto en palabras como en acciones, refleja lo que lleva dentro de su corazón. Entonces si mi corazón está lleno de negativismo, eso mismo saldrá por la boca. Una persona resentida es mal pensada porque su resentimiento lo lleva a pensar y hablar mal, aunque no tenga razón. El cristiano debe pensar siempre lo bueno de otro. (Filipenses 4:8) Debemos tener un corazón que confía. Pensar todo el tiempo cómo lo haría Jesús. Esto significa ser confrontados permanentemente, pero también ser animados y llenos de gozo.
Si vemos 1 Corintios 11:1 dice: Y ustedes deberían imitarme a mí, así como yo imito a Cristo. Un discípulo de Jesús es una persona que tiene la misma disciplina de Jesús; disciplina es lo mismo que hábitos. Ser cristiano es vivir la vida que vivió Jesús. Si Jesús no lo diría, tampoco deberíamos decirlo nosotros. Comencemos a conectar con el Espíritu Santo. A cambiar un mal hábito por uno bueno. Haz el buen hábito de orar y hablar con Dios. Leer la Biblia todos los días. Tener comunión con el Espíritu Santo y renovar nuestra mente y nuestro corazón. Al hacerlo, nuestro habla cambiará. Tenemos que eliminar los malos hábitos de nuestra vida. Si vamos a predicar el evangelio a toda criatura tenemos que ser luz en todo lugar, ser cartas abiertas, por eso tenemos que cuidar nuestro hablar.
Un poco después, los que estaban allí se le acercaron y le dijeron: —Tú realmente eres también uno de ellos, se nota por la forma en que hablas.- Mateo 26:73 (PDT)
Verdad de la Semana:
Haz un alto y escúchate.
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