
Jehová iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. Nunca se apartó del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.- Éxodo 13:21-22 (RVR-95)
Dios le dijo al pueblo que debía salir de Egipto porque Él tenía una nueva tierra para ellos, pero no les dijo dónde era, ni tampoco les dio un mapa. Aún así el pueblo se alistó y comenzaron a caminar siguiendo a Moisés. Moisés tenía fe de que Dios los llevaría sanos y salvos a la nueva tierra, y el pueblo confiaba en Moisés. Si nosotros tuviéramos una relación tan cercana con Dios como la de Moisés, tendríamos la misma confianza que él tuvo de levantarse y caminar sin saber a dónde. Moisés conocía el desierto, pero no sabía hacía dónde se dirigía. Sin embargo, Dios sí sabía y Dios iba con él. Para Moisés y el pueblo, esto era suficiente.
Cuando tenemos a Dios de nuestro lado, tenemos todo lo que podríamos necesitar en el camino. Pero Dios, como siempre, dio la milla extra. Cuando los israelitas salieron del desierto iban con Dios y Él era todo lo que necesitaban. Dios era su dirección, su provisión y su protección. La Biblia nos muestra que Dios puso una columna de nube y fuego que les marcaba el camino. No habia forma de perderse. Les proveyó agua, carne y maná en el desierto. Tenían sombra durante el dia, calor y luz durante la noche, y la protección de Dios contra sus enemigos. Con Dios, no sólo tenían dirección para saber a dónde iban, tenían todo lo que necesitaban.
La mayoría de las personas que están acostumbradas a viajar saben que el trayecto puede ser incómodo, pues en el avión apenas suplen tus necesidades. Tu esperanza está puesta en el momento en que por fin aterrizen para tener lo que necesitas. Pero no era el caso de los israelitas. Ellos no esperaban ver la tierra prometida para satisfacer sus necesidades. Dios les dio todo lo que necesitaban en el momento, con la promesa de que les daría mucho más. Así es Dios con nosotros. Cuando nos pide que emprendamos una travesía, El se encarga de todo, no sólo de las instrucciones. Al igual que los israelitas tenían GPS, comida gratis, calefacción, luz, aire fresco y guardaespaldas; nosotros también tendremos lo necesario. No significa que será fácil, pero no lo haremos en nuestras propias fuerzas, sino que El cuida de nosotros y no nos faltará nada. Dios siempre da un servicio de cinco estrellas.
Verdad de la Semana:
No hay mejor piloto que Dios.
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