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Una Relación Intima
La adoración se trata, ante todo, del anhelo de Dios por una relación sin restricciones con Su pueblo. En la adoración genuina podemos tocar el corazón de nuestro Creador, satisfaciendo los deseos de Aquél que pagó el precio más alto simplemente por tenernos a Su lado. Dios busca tu corazón. Él busca una conexión directa de Su Espíritu al tuyo. La adoración tiene esta capacidad profunda de traspasar nuestro entendimiento limitado y ayudar a nuestro corazón a conectarse con Aquél que es ilimitado y eterno. Sirve como una vía para este acto recíproco de amor y devoción entre el Creador y lo creado.
En la adoración, descubrimos la realidad de Dios en un nivel diferente al de leer Su Palabra o pasar tiempo en oración y comunión. Fuiste creado para adorar. Fuiste creado para conectarte directamente con el corazón de Dios. Al adorar, descubres la cercanía de un Dios tan lleno de amor y devoción inquebrantable por ti que todo cambia. Al tocar constantemente el corazón del Padre, tu vida será transformada por su gracia ilimitada y su búsqueda apasionada por el ser humano. Participar en la adoración resulta en un gozo insaciable, ya que no hay experiencia más grande que la de un Dios perfecto reuniéndose con una persona imperfecta.
Si sientes el peso del mundo en tus hombros, saca tiempo para adorar a Dios. Un pequeño momento de adoración tiene el poder de hacer que las cargas de la vida disminuyan. Dedícale tiempo a la oración para reflexionar sobre la importancia de la adoración y conéctate directamente con el corazón de tu Padre celestial.
Oremos:
Padre Bueno, te doy las gracias por crearme para adorarte. Porque en ese momento de adoración a solas contigo mi vida se reinicia y puedo renovar mis fuerzas. Pido que me permitas tener experiencias contigo y que pueda compartirlas con los que me rodean. En el nombre de Jesús, Amén.
Durante este mes ora:
Para que Dios despierte en ti hambre y sed por Su Espíritu. (Salmo 63:1, Salmo 143:6)
Para que Dios te muestre cómo adorarle correctamente. (Juan 4:24)
Para que nunca olvides que siempre hay razón para adorar, porque Él siempre es digno de adoración. (1 Crónicas 16:34, 1 Crónicas 29:11, Romanos 11:36)
Para que Dios te enseñe a adorar en medio de cualquier situación. (Hechos 16:25, Salmos 42:11)
Para que te de un corazón determinado a vivir en adoración. (Habacuc 3:17-18, Salmo 105:1, Salmo 63:3-4)