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Foto del escritorCDA Lares

Cristo Ama la Iglesia

Te voy a dar dos pinceladas respecto a Cristo y la iglesia:

  • Cristo es la cabeza de la iglesia (Efesios 5:23), así que la iglesia es el cuerpo.

  • Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella (Efesios 5:25).


Pablo dice al final de la porción de Efesios que “esto es un misterio profundo”(5:32)

Como dice Pablo, la entrega de Cristo por su iglesia se trata de un misterio. Un amor sacrificial como el de Cristo no lo encontrarás en ninguna otra persona. El entregó su vida por la iglesia y no hay mayor amor que este (Juan 15:13). Yo he visto sacrificios de amor hermosos, como el de donar un riñón a otra persona. Pero nunca en mi vida he visto a nadie entregándose por otra. No digo que no haya pasado, pero se que nadie puede amar como lo hizo Cristo. ¿Quién entrega su vida por gente que te traicionó y que más tarde te volverá a traicionar? La respuesta es nadie. Sin embargo, tampoco podemos usar esto como justificación para quedarnos cortos cuando de AMOR se trata. No fue ese el ejemplo de Cristo. Dios puede enseñarnos a amar si se lo pedimos. Es más, ésta debería ser una de las peticiones constantes de nuestra lista.


La primera oportunidad que tenemos de amar a nuestro prójimo es la familia. Ninguno de nosotros tenemos familias perfectas, pero mira que amamos a nuestra familia y entendemos que así debe ser. Pues la segunda oportunidad que tenemos de amar a nuestro prójimo es la familia de la fe: la iglesia, nuestros hermanos. Esos que Dios nos regala cuando nos convertimos. Dios nos dio otra familia a la cual amar, y nos enseñó cómo amarnos: de forma sacrificial. A los que se reúnen con nosotros en el templo para adorar a Dios. Los que oran por nosotros. Los que lloran cuando tenemos que llorar y ríen cuando tenemos que reír. Que gran bendición es tener una hermosa comunidad de fe donde nos cuidamos unos a otros.


En estos días estuve leyendo un devocional del pastor Craig Groeschel, que decía que una de las cosas más espirituales que podemos hacer es dar ánimo a otros. Eso me gustó, pero más me gustó la parte que dijo: “alentarnos cada día evita que los engaños del pecado endurezcan nuestros corazones”. ¿Poderoso verdad? Puedes decirme que para eso no necesitas iglesia, pero te diré que no tienes razón. Todos necesitamos que nos levanten los brazos de vez en cuando, y Cristo ya diseñó una familia así. El nos diseñó para estar unidos a él a través de su iglesia, para ser su cuerpo. Nos necesitamos unos a otros. Así nos diseñó y nos enseñó cómo amarnos. Pues si Cristo amó a su iglesia, ¿cuánto más debemos amarla nosotros?

 

Verdad de la Semana:

La iglesia es un diseño de Dios.

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