Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.- 1 Corintios 12:4-6 (RVR-95)
Cuenta una historia que una joven llamada Luciana vivía en Brasil, y se la pasaba sentada cerca de la ventana de su apartamento en el cuarto piso, observando como las personas caminaban a sus trabajos. Luciana estaba enferma y tenía que utilizar una silla de ruedas. Una vez, vio como un grupo de jóvenes salían a entregar tratados para que las personas asistieran a un culto. Ella se conmovió, ya que quería acompañarlos, pero pensaba que su discapacidad le imposibilitaba servir a Dios. A la mañana siguiente, ella oró a Dios diciéndole que deseaba servirle y llevar su mensaje a otras personas. En medio de la oración ella recibió una idea, tenía que cortar siete papelitos y en cada uno poner la frase “Jesús te ama” y un texto bíblico.
Cuando terminó de orar se puso a trabajar. Cuando tuvo los siete papelitos listos, los dobló y oró por la bendición de aquel mensaje, luego fue hacia la ventana. Al mirar que venía una persona caminado por la acera, tiraba un papelito, y la persona se detenía y lo tomaba. Una de esas personas venía de un funeral y al leer el papelito lloró y agradeció a Dios por el mensaje. Otro venía del hospital, desahuciado, y al leer el papelito miró al cielo y sonrío dando gracias a Dios. Cada uno de los papelitos llevaba el mensaje que cada una de esas personas necesitaba escuchar para su situación.
A veces pensamos que no podemos servir a Dios porque no podemos hacerlo en la forma específica que otros lo hacen. Pero Dios no quiere que sirvamos como otros lo hacen, sino que tiene un plan único para nosotros. No debemos mirar como otros sirven, sino usar nuestros recursos, dones y talentos para la gloria de Dios. Todos podemos servir a otros dentro de nuestras posibilidades, pues nadie puede limitar a Dios en lo que El quiere hacer. Sólo necesitamos tener un corazón dispuesto, buscar la dirección del Espiritu Santo y, quizás, ser un poco creativos. Todos podemos ser de bendición, pues todos somos herramientas de Dios. Sólo déjate usar.
Verdad de la Semana:
Dios no está limitado para bendecir.
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