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Koinonía* (Términos y Condiciones)

  • Foto del escritor: CDA Lares
    CDA Lares
  • 30 sept
  • 3 Min. de lectura
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Hoy en día, al suscribirte a cualquier servicio, te piden que aceptes los "términos y condiciones". La mayoría simplemente hacemos clic y seguimos adelante. Pero luego, nos damos cuenta de que esas pequeñas palabras importaban. Así, muchos cristianos usan la palabra koinonía sin leer la letra pequeña. He visto comentarios de personas en redes sociales pidiendo a los cristianos ser mas "moderados" con el mundo para "no causar división" y "procurar unidad". Esto pasa porque hablamos de koinonía en las predicaciones y pensamos que simplemente significa amor, amistad o unión. Pero es mucho más que eso. Y en esa confusión es que muchos intentan crear comunión con el mundo, pensando que es lo mismo que evitar la división. Pero koinonía no es "llevarse bien". Es un pacto.


Koinonía viene del griego koinos, que significa: "común, o compartido". Se refiere a compartir la vida, el Espíritu y el propósito. La koinonía no es casual. Es el vínculo de personas que caminan en el mismo Espíritu, bajo el mismo Señor, llevando la misma vida. Aquí es donde muchos se confunden. Koinonía no es sólo amor. Dios nos manda amar a todos, incluso a los enemigos, pero eso no es koinonía. No es filia, o amistad. La amistad puede existir con no creyentes, así es como evangelizamos. Pero eso no es koinonía. Tampoco es cortesía. Esto también es bueno, pero no es koinonía.


Lo que ocurre es que olvidamos que Pablo preguntó en 2 Corintios 6:14-15: “¿Qué comunión (koinonía) puede tener la luz con las tinieblas? ¿Qué armonía hay entre Cristo y Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo?” Esto es importante. No significa que no amemos a los no creyentes. Lo que significa es que no caminamos con ellos en un mismo sentir y en un mismo espíritu; no nos ponemos de acuerdo con ellos. Incluso Jesús se negó a llamar “hermanos” a sus hermanos incrédulos ( Mateo 12:48-50; Juan 7:5). Para él, la verdadera familia se definía por hacer la voluntad de Dios. Esa es la letra pequeña: la koinonía pertenece sólo a quienes se someten a Cristo.


Cuando confundimos evangelización con comunión empezamos a pensar que ser “amigos del mundo” es unidad. Pero corremos el riesgo de compartir pecados en lugar de a Cristo (Jeremías 15:19; Efesios 5:7;11). No podemos tener comunión con quienes no estamos de acuerdo; y no podemos estar de acuerdo con el mundo. (Amós 3:3) Así que debemos procurar amar al mundo con amor ágape. Podemos vivir en amistad y amor filial con muchos. Les mostramos bondad y compasión a todos. Pero la koinonía está reservada para la familia de Cristo. No podemos caminar en el mismo camino que el mundo. Pues sólo Cristo es el verdadero camino. La idea es que ellos se unan a nuestro camino, no que creemos un sólo camino "intermedio" o "moderado". A esto, Dios lo llama tibieza. (Apocalipsis 3:16) Pero si respetamos los límites, la comunión se convierte en lo que siempre debió ser: no una unión superficial, sino la unidad que nace del Espíritu. Y esto es precisamente lo que atrae al mundo a unirse a nosotros.

Verdad de la Semana:

Amor para todos, koinonía con el Cuerpo.

 
 
 

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