“Tentación”
Después de que el Señor Jesucristo fuera aprobado por el Padre durante su bautismo, fue conducido al desierto donde había de enfrentarse con el "príncipe de este mundo" (Jn 12:31). La tentación es sin duda una experiencia bien conocida por todos los cristianos. Todo creyente enfrenta a lo largo de su vida un conflicto espiritual en el que es tentado y su fe es probada sin descanso. El apóstol Pablo nos advertió de esto. (Efesios 6:10-13)
El mismo Espíritu que descendió sobre Él en el bautismo, es el que ahora le impulsaba al desierto para ser tentado: "el Espíritu le impulsó al desierto". Después de la aprobación celestial viene el ataque. Si en el bautismo Jesús afirmó su total disposición a realizar la tarea que le fue asignada, a saber, sufrir y morir en lugar de su pueblo; de inmediato comienza la aflicción, la que aquí toma forma de tentación.
Satanás decidió tentar a Jesús sabiendo que no iba a hacerlo caer porque era el Hijo de Dios. Jesús tenia la victoria, pero aun así lo tentó. Si decidió tentar al hijo de Dios, imagínate cuánto más nos va a tentar a nosotros. El diablo, en sus ataques más fuertes contra el hombre, busca aquellos momentos en los que nos encontramos debilitados, angustiados o cansados.
Dios puede llevarnos a una situación con el propósito de fortalecer nuestra fe y acercarnos a Él, mientras que el diablo intervendrá con el fin de hacernos caer en el pecado. Y Dios permite todo esto porque en la vida de fe, las tentaciones son un ingrediente necesario para nuestro crecimiento en santidad, y en este sentido, caen dentro de la voluntad de Dios para nosotros. Sin embargo, Él nos ayuda a superarlas.
A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla.- 1 Corintios 10:13
En el camino que Dios ha preparado para sus hijos, encontraremos mucha oposición, pruebas y tentaciones, especialmente cuando nos dispongamos a servir a Dios. Pero resulta muy reconfortante saber que nuestro Señor Jesucristo ya atravesó ese desierto antes que nosotros y ahora nos conduce a través de él, de tal modo que sólo tenemos que seguirle.
Verdad de la Semana:
“Vence la tentación.”
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