
Pero Moisés le dijo al pueblo: «No tengan miedo. Manténganse firmes, y vean la salvación que el Señor llevará hoy a cabo en favor de ustedes. Los egipcios que hoy han visto, nunca más volverán a verlos. Quédense tranquilos, que el Señor peleará por ustedes.»- Éxodo 14:13-14 (RVC)
Serán muchas las veces en la vida que experimentemos un knockout. Lamentablemente, las aflicciones son parte de la vida, y son algo que tendremos que enfrentar de forma constante (Juan 16:33). De alguna manera, en nuestra sociedad, hemos aprendido a valorar la fortaleza. Cuando enfrentamos aflicciones, nos ponemos una "máscara" de fortaleza. A veces incluso, no le dejamos saber a nadie por lo que estamos pasando. Pensamos que eso sería debilidad, y tomamos la actitud de que "podemos manejarlo". Los slogans de "No te rindas" están por todas partes. Pero en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que esto sólo forma parte de nuestro orgullo, y nos engañamos a nosotros mismos.
Nos gusta hablar de que somos más que vencedores para darnos ánimo (Romanos 8:31, 37). Y aunque la Palabra es cierta, no quiere decir que podemos hacer nada en nuestras propias fuerzas. Sólo podemos vencer en la medida en la que Cristo ya venció. Y algunas veces tendremos que examinar nuestro corazón y reconocer que la razón por la que luchamos es por nuestra ilusión de control. Hay batallas que no son nuestras para pelearlas, sino que le pertenecen al Señor. Pero en nuestra humanidad queremos manejar la situación porque, creemos, así tenemos más control sobre el resultado. Queremos forzar las cosas y tenemos miedo de soltar y ceder el control a Dios. Pues eso podría significar que el resultado no será el esperado.
Pero hay libertad en rendirnos en medio del proceso. Nunca ante el enemigo, pero siempre delante del Señor. ¿Cuál es esa situación con la que estás luchando y no quieres soltar? Sea cual sea, te garantizo que soltarla en las manos del Señor te traerá beneficio. Quizás no salga como esperabas; pero será, no sólo para bien, sino lo mejor. (Romanos 8:28) El proceso puede ser incómodo. Implica reconocer que nada somos sin El. Implica admitir que una situación nos supera. Esto crucifica nuestro ego, pero le glorifica a El. Asi que no intentes cruzar el Mar Rojo tu solo. Suelta el control, descansa en El y verás Su salvación. Pues hay batallas que sólo las puede luchar el Señor, y rendirse ante esta verdad no es una derrota, sino el comienzo de tu victoria.
Verdad de la Semana:
Ríndete ante Dios.
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