Para todo cristiano una de las bendiciones más grandes es poder sentir el Espiritu Santo. El Espiritu Santo es el regalo mas hermoso que Dios nos ha podido entregar. Es maravilloso que podamos sentirlo y que nos hable día a día. En Juan 14:16-18 dice: Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. El amor de Dios hacia nosotros sus hijos no tiene comparación; su amor es tan grande, puro y tan maravilloso que al partir su hijo Jesús nos dejó al Consolador.
En la porción de Hechos 2:1-25 nos habla del día de Pentecostés. Todas estas personas estaban reunidas en un mismo sentir. Dios se movió en ese lugar poderosamente, y habló a los corazones. Cada persona allí presente sin importar de donde provenían sintieron el mover del Espíritu Santo. Y Pedro fue un instrumento poderoso para hablar a las vidas que estaban en ese lugar. En muchas ocasiones nos olvidamos que el Espiritu Santo nos guía, nos inquieta cuando algo no está bien, nos incita a ser mejores y a socorrer al necesitado para darle esa Palabra que tanto necesita.
Si se lo permitimos, el Espíritu Santo puede dirigir nuestra vida en formas que nunca imaginamos para que podamos vivir una vida que sólo soñamos. Pero esta relación hay que cultivarla. El buscar de Dios, leer la Palabra, adorarlo y vivir una vida agradable a Él nos ayuda a tener una comunión especial con el Espiritu. Si aprendemos a confiar y depender de El, nos daremos cuenta de que El nunca nos falla. El Espiritu Santo consuela tú alma y Su presencia es bálsamo para nuestra heridas. Pero también celebra nuestras victorias y nos dirige en cada paso que damos, por pequeño que sea. Procuremos siempre estar conectados con Espiritu Santo, pues El es quien guía nuestra vida.
Verdad de la Semana:
El Espíritu Santo está dispuesto a guiarnos.
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